martes, 3 de noviembre de 2009

Desafío

Todo dios puede ser desafiado.
Sin elección, no hay devoción.

Han habido muchos rebeldes que han elegido desafiar a sus dioses. Sin esta opción, no puede haber verdadera devoción a un concepto divino. Porque la devoción es valiosa sólo cuando se tomó una decisión consciente de seguir ese curso, aún sabiendo de las dificultades a enfrentar. Elegir ser una persona devota es bueno. Elegir desafiar a los dioses también es bueno, porque reafirma la habilidad básica de los seres humanos de hacer elecciones. No podemos apoyar religiones que dicen que no hay alternativas.

El totalitarismo metafísico de cualquier clase sofoca la libertad que tenemos como seres humanos. No es aceptable tener una religión en que la alternativa a la fe es el castigo -así es como entrenas a los perros, no como desarrollas personas. La espiritualidad es grandiosa sólo cuando permite la mayor libertad para seguirla. Si sufrimos por dificultades, eso no es castigo divino, y no deberíamos permitir que ello genere cuestionamientos debilitantes.

Si enfrentas una crisis en tu vida, bien puede desafiar tu fe. Tal vez incluso le respondas amargamente a tus dioses y les grites: ¿Cómo puede algo divino permitir que me pase esta atrocidad? Pero los dioses no son nuestros padres o protectores. Están allí sólo para inspirarnos a ser mejores personas. Simbolizan la elección inherente de esta existencia. El que elijamos creer o desafiar es secundario. Lo que es precioso es que siempre podemos elegir.

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