lunes, 16 de noviembre de 2009

Intelectualismo


El océano dentro de un casquete.
Buscando el código universal en las letras.
La mente es como una flor en agua helada:
Un ojo al interior de los pétalos.

El intelecto es uno de los problemas más espinudos para un aspirante espiritual. Uno no puede sin él - en efecto, es esencial- y sin embargo uno no le puede permitir el permanecer totalmente dominante. El intelecto debe ser completamente desarrollado antes de llevarlo a un punto de neutralidad. A menos que se haga esto, actuará como un bloqueo, y no habrá ningún supremo éxito espiritual.

La erudición es por lo tanto un importante primer paso. La educación es un medio para ganar acceso al mundo convencional, para satisfacer nuestra curiosidad, y para evitar tendencias supersticiosas. No se puede hablar de ahondar en los misterios filosóficos si uno no ha ni satisfecho su propia curiosidad sobre la naturaleza, la civilización, las matemáticas y el lenguaje. Pero una vez que el cultivo de la mente es alcanzado, uno debe enfocarse cada vez más en una parte de la mente que está mucho más allá de lo académico.

El intelecto usa la discriminación, la categorización, y las distinciones dualísticas en formas altamente sofisticadas. En contraste, la contemplación espiritual no supone ninguna discriminación, ninguna categorización ni ningún dualismo, así que tiene muy poca necesidad de academicismo. Es pura acción que requiere la totalidad nuestro ser interior. Necesita pura participación, no meramente estudio. El uso adecuado del intelecto es darle holgura, desarrollarlo a un nivel extraordinario, y sin embargo dejarlo atrás cuando se requiere acción espiritual. Un sabio sabe cómo equilibrar y combinar ambos.

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